Coloca los tomates en una olla con agua hirviendo, y, por espacio de un par de minutos, deja que se cocinen con el fin de que la piel pueda despegárseles más rápida y fácilmente.
Retira los tomates del agua, colócalos en un colador y pélalos.
Pon a calentar una sartén a temperatura media y vierte suficiente cantidad de aceite de oliva de manera que cubra toda la superficie baja de la misma.
Agrega las cebollas picaditas.
Agrega una cucharadita de sal, y saltea suavemente...
Cuando notes que la cebolla comienza a cristalizarse, agrega el ajo.
Luego agrega algunas hojitas de albahaca.
Coloca los tomates pelados en una licuadora y semilicúalos de modo que queden un poco enteros o espesos.
Vierte los tomates licuados en la olla del sofrito y deja cocinar la salsa durante unos 30 minutos, aproximadamente, y sin dejar de revolver.
Agrega más hojitas de albahaca.
Agrega la otra cucharadita de sal.
Agrega una cucharadita de azúcar.
Agrega la pimienta.
Revuelve un poco más...
Agrega el resto de las hojitas de albahaca.
Agrega la otro cucharadita de azúca, y revuelve...
¡Eso es todooo!
Sírvela en tu plato de pastas favoritas con quesito parmesano, o bien, prepara unas ricas pizzas. ¡Y a comeeer!