Lava el repollo con un poco de agua y vinagre y luego pícalo como para ensalada, pero no muy fino.
Toma una sartén grande y ponla a calentar a temperatura media.
Agrega la cucharadita de aceite de oliva.
Agrega la cebolla picada, revuelve mientras se cocina y espera a que se cristalice.
Agrega media cucharadita de sal y revuelve.
Agrega el tomate, una pizca de pimienta negra, revuelve y continúa cocinando.
Ahora vierte el repollo picado y comienza a revolver para que se cocine.
Lleva el fuego a un nivel más alto para evitar que el repollo suelte mucha agua.
Agrega otra media cucharada de sal y sigue revolviendo y cocinando.
Cuando el repollo obtenga una textura intermedia (ni muy blandito, ni muy duro), quiere decir que está listo.
Sirve en un plato y, si así lo deseas, agrega un chorrito de limón, una pizca de cilantro y ¡eso es todooo!
¡A disfrutar y buen provecho!