¡Apaga el teléfono a la hora de comer!

¡Hola! ¿Qué tal, amigos?

El tema del cual voy a hablar el día de hoy, ya lo he tratado en algunos posts anteriores, e incluso en mis videos de YouTube. Sin embargo, lo único que he podido mencionar son pequeñeces o datos básicos al respecto.

Por esa razón, hoy quiero explicar el punto a profundidad…

Cuando nos sentamos a la mesa, deberíamos considerar ese momento cómo único, sublime y de paz con otros (cuando comemos acompañados) y con nosotros mismos (cuando nos toca comer solos).

Entonces, ¿por qué arruinar uno de los momentos de mayor tranquilidad del día estando pendientes de nuestros teléfonos y otros dispositivos?

Ante esto, deberíamos de armarnos de fuerza de voluntad y apagar todos esos aparatitos que nos distraen y nos arrebatan una ingesta de alimentos llena de armonía y bienestar, pues además de ser visto como un acto de mala educación, también puede afectar el normal funcionamiento de nuestro organismo al momento de comer.

¿Por qué?

Ya lo comenté en uno de mis videos de YouTube hace algún tiempo…

Con las distracciones que nos genera la manipulación de cualquier dispositivo electrónico en la mesa, es casi imposible darnos cuenta si estamos comiendo más de la cuenta o menos de lo que deberíamos; asimismo, tampoco nos percatamos de la velocidad que empleamos. Si es muy lenta o muy rápida.

Y al final, todos estos factores, por increíble que parezca, influyen de gran forma en nuestro proceso de digestión, en nuestro metabolismo, etc.

Además, compartir con la familia es un regalo de la vida. ¡Démosle más valor al hecho de compartir con nuestros hijos, esposo, y demás familiares, que a un teléfono móvil, iPad, etc.!

Claro… También debo aclarar una cosa. Cuando digo “¡Apaga el teléfono a la hora de comer!”, no me refiero a que literalmente debamos apagarlo. Sólo mantenerlo alejado de nuestras manos, de nuestro plato, de la mesa en sí. Dicho de otra forma, colocarlo en un sitio en el que no obtenga nuestra atención o nos haga caer en la provocación de volar a buscarlo para manipularlo.

Así que ya saben, mi gente bonita…

¡Apartemos el teléfono y compartamos más en familia!