Quizás lo más lógico es que titule este post en tiempo pasado, ¡pero no! Precisamente hablo de “¿quién es” y “¿qué significa?” porque nuestro Fluffy sigue y seguirá presente en nosotros por siempre…
Aún se me arruga el pecho de ver sus fotos, y siento que lo amaré por siempre, porque él era mi hijito de 4 patas.
Y es que las mascotas vienen a llenarnos el corazón de alegría. Los perritos, en especial, llegan a nuestras vidas para darnos grandes lecciones de amor incondicional, fidelidad y lealtad.
Tu perrito siempre estará feliz de verte.
Aunque lo hayas dejado sin comer todo el día ¡no te lo van a reprochar! Ni te van a regañar por haber olvidado su cumpleaños, o si no lo sacaste a pasear.
¡Son angelitos que Dios nos manda para protegernos!
Fueron tantas historias de amor que vivimos juntos en 15 años, que no me alcanzarían 100 posts para contarles toda la felicidad que inundó nuestras vidas con su presencia y compañía.
Si nunca han tenido un perrito, dense ese regalo.
¡ADOPTEN!
En los albergues locales siempre hay perritos esperando darle amor a alguien que lo necesite. Y por supuesto, un hogar cálido lejos de la maldad de las calles…
Y no les voy a mentir, ¡son una gran responsabilidad! Porque al momento en que traspasan nuestra puerta, se convierten en parte de tu familia.
¡Pero créanme que vale pena cada sacrificio!
Aún no estoy emocionalmente lista para tener otro perrito, pero estoy segura que cuando el momento llegue, lo haré. Y Fluffy siempre vivirá en nuestros corazones.
¿Y ustedes?
¿Tienen o han tenido perros?
Me encantaría saber sus historias de amor…